Bajo la lluvia
la calle
se llena de
charcos
y los
impenitentes niños
sobre ellos
saltando.
La tarde con
su insistente lluvia
a recordar me
está invitando.
Atrás quedó,
aquel "hogar"
hace ya casi
cuarenta años,
mi ropa mojada
y los zapatos
siempre manchados
de barro.
Los miedos me
asaltaban al llegar
y ver al ogro
en la cocina sentado.
No sé por qué,
pero la lluvia
hoy me lo está
recordando.
Noches de
eterna soledad
y mañanas de
contenido llanto.
Una madre de
eternos ojos rojos
y el cuerpo lleno
con los morados.
No sé que
tiene este otoño
que se destapo
tan temprano,
pero a duras
penas contengo
este dolor y
mi amargo llanto.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario