Extraño las tardes
de hacer novillos
y correr por la ciudad.
Esquivar grises con escudo
y tirar piedras a los estanques.
Añoro ser un niño.
Me asomo al estanque
de tus ojos y me descubro
bajo el sol sonriendo,
como flor de nenúfar.
Tu mirada y su magia blanca.
Llega tu sonrisa
y me atrapa.
Tus ojos
y su profunda mirada
son el consuelo
que me falta
Los míos cautivos
como ave que canta
a ellos se asoman
con ilusión sagrada.
Rafa Marín
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