Apaga el sol
su cotidiana carrera
y asoma la luna
cada día más bella.
Pronto sus luceros
parecerán dos estrellas.
Otoño melancólico
entre sus querellas.
¿Dónde estás tú
mi alma perversa?
¿Persigues acaso
esa mujer que pasea?
¿O acaso sueñas
con su voz que habla?
¡Ay! pobre pasión
por una mujer hada.
Rafa Marín
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