Océanos,
tus glaucos ojos,
como el rielar puro de la luna,
en una noche de verano.
Océanos,
tu figura y tu sonrisa,
para perder el alma,
en cualquier amanecer.
Océanos,
tu nombre y mi desdicha,
que hoy te marchas
y no te volveré a ver.
Océanos,
insondables y perpetuos,
este honor que es conocerte,
siendo solo un humano.
Rafa Marín
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