Cruel desgarra el opresor:
corazones, cuerpos y almas.
Ya no es la ley del Talión,
sino la más vil de las venganzas.
De aquella vieja sinrazón,
ignominia que nadie recuerda,
pues se volvieron tras ella,
primero un invasor y ahora,
los que en sus frías mentes,
lucen las cruces gamadas.
Rafa Marín
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