Miro en este brumoso espejo,
del que nunca nadie escapa jamás,
no hay redención ni un ojalá,
que nos salve de dulces los te quiero.
Quién sabe a dónde nos llevará,
cuando no hay esperanza ni freno,
solo esos diez minutos enteros,
sueños de la fama que no llegará.
Rafa Marín
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