De ser tronco aquel de olivo,
pase como un suspiro,
a ser leña de la hoguera,
que no calienta ningún hogar,
porque ni siquiera era madera.
Un ruido en el umbral,
un roce en la cortina y poco más,
fantasmas con lista de espera.
Y ya sé que no vendrás,
entierros de esta orfandad,
de la que no escapa cualquiera.
Todo se volvió,
como ese cielo sin luna,
Un maldito espectáculo de tribunas.
A dónde quise llegar,
no se asoman las almas impuras,
es donde solo te dejan mirar,
si pagaste las viejas facturas.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario