La imagina de los mares diosa,
ser que libre habitaba los vientos.
Junto a la playa una hoguera
y unos sordos tambores latiendo.
Él, en trance con su voz susurraba,
su dulce nombre a los cuatro vientos.
Sirena sonriente que se callaba,
por no querer arrancar su corazón,
para voraz después, comérselo.
Rafa Marín
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