La noche en su magia te encumbra:
eres de este mar fresco oleaje;
buena razón para echar coraje;
ese sueño que con su paz deslumbra.
Eres todo lo bueno que auguran;
un sin ser que no me deja hablarle;
más que razones para confesarle;
esos amores que nadie murmura.
Sirena entre doradas arenas,
una verdad que hoy no sé rescatar
y que está ardiendo en mis venas.
Es todo cielo y espuma de mar,
quizás la más dulce de las condenas,
que cualquier hombre pudo desear jamás.
Rafa Marín
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