De mi mente y corazón reniega,
mientras de su boca pido un beso,
y ella altanera no se presta.
Mi boca se pudre en dulces versos,
que a sus duros oídos no llegan,
convertidos por la niebla en sueños.
Una quimera que me hace sufrir,
una mirada para poder seguir.
Rafa Marín
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