Sobre el papel de la casualidad,
un suspiro y miles necedades,
aquí todos tienen sus propios hades,
tan anchos y profundos como el mar.
Cuales presos de estas vastedades,
que ni los puros versos pueden calmar,
ajenos todos al que pudieran pensar,
atrás vamos dejando las realidades.
Sueños, miedos y los eternos por qué,
siempre atentos en este sin vivir,
en el que todo es un. dejarse ver.
Esperar del cielo un dulce sentir
y que merezca la pena perecer,
salvando vida y secretos aquí.
Rafa Marín
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