Nunca diré,
ven a mi lado, sólo te puedes perder.
¿Cuántos puentes has cruzado,
casi siempre sin querer?
Las manos hoy te tiemblan,
como flanes alcoholizados,
un corazón que te revienta
y una nube por pasado.
Querer que bien sienta,
mientras eres olvidado.
Mientras apuntas a tu tu cabeza,
en ese callejón mojado.
Túneles que atraviesan
la ciudad por debajo,
putos gusanos que te llevan,
pero nunca van a ningún lado.
Estoy cansado de esta mierda,
ya dejé de ser el malo.
Mi vida se escapa por mis piernas,
como las orillas de un lago.
Frías aguas quietas,
verdes como los sapos.
De tanto mirar la tragedia,
me volví duro acero azulado.
No, no me busques, no te pierdas,
pues serás sólo otro bocado.
Rafa Marín
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