Entre la hojarasca se esconde,
brillo que de sí quiere ocultar,
un anillo y su grabado nombre,
que aquella niña no lo quiso llevar.
Baratija que la fortuna hallará,
el azar de caprichosos dioses,
nada dirá de aquellos dolores
que en su rechazo padeció el galán.
Una historia y sus desamores,
sin honra que se deba guardar,
sin reja ni iluminados balcones,
un pequeño anillo nada más.
Sobre él quizás escriba canciones,
ese chico que jamás la olvidará,
niña de sonrisa blanca, su rompecorazones.
Rafa Marín
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