Que duro se
hace verte ahí,
cada mañana
cuando paseo.
El tiempo
impone su voluntad
de un clima
que viene
entre gentes
que pasan sin mirar.
De frío
apocada, para ti el fuego
es un lujo que
no puedes pagar.
Como un manto
cae la lluvia,
y en la acera
te quiere arropar,
grandes ojos y
menudo tu cuerpo.
Con la mañana
viene la furia
de este sol
que es brillos sin paz,
la sombra la
tuvieron las mesas
que sacan para
desayunar.
Tu vaso vacío
es tu compañero,
un reclamo
para los que dan
con gesto
altanero una moneda.
Te ofrezco un
café y un gracias
que tomas casi
sin mirar.
Las gentes nos
toman por locos,
a mí por
ofrecerte a ti por aceptar.
Que duro se
hace verte ahí,
cada mañana
que voy a pasear.
Rafa Marín
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