Atado al rumor
de tus palabras
tengo este
corazón llorando versos.
Tú con tu
hermosa cara blanca
y yo con estos demonios tan negros.
Recorrería,
caudal de fresca agua
cada poro de
tu piel entre "te quieros".
Morir cual
hierro en la fragua
y renacer como
duro acero.
Locas ideas de
un poeta que canta
a unos amores
que son cuento.
Sin pensar que
tal vez alguien haya
que se deshace
mientras él es verbo.
Así va
muriendo esta tarde callada
mientras
escribo este audaz soneto.
Rafa Marín
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