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domingo, 27 de marzo de 2016

Cada mañana


Las mañanas de cada madrugada,

mientras el paso acelero

que el tren está por llegar.

Cruzo frente al muro

con pies de cuerpos humanos.

Ingente la miseria se hace visible

a mis ojos que no ven nada más.

Llego a mi destino, nadie me espera,

sólo unos ojos que sin mirar muestran

un vaso vacío en una mano

y en la otra el papel, mudo llanto

que solo dice un "TENGO HAMBRE".

Busco mientras ando no hay monedas

en mi bolsillo vacío que compren

la puñalada de mi conciencia.

 

Rafa Marín

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