Hoy me inspira
el único
soldado
por el que
sentí respeto.
Soldado, si.
Y también
poeta,
filósofo, músico
y matemático.
Que decir; si
él
es el gran
Cyrano.
Vida de
aventuras
y a espada
duelos.
Honores
mancillados,
que en sangre
se lavaron y
una pena
al no sentirse,
por las damas
nunca amado.
Para acabar
con él,
trampas de
villanos,
por señores
pagados
y sobrevivió
al tiempo,
sin lápida de
mármol.
Como dios
inmortal,
de estos
cielos
que lo vieron
nacer.
Así miro como
se va
esta tarde, en
la que ya
nada vale más, que el vil
metal que lo
compra.
Dónde están
los sueños,
de este
caballero andante,
ya no me queda,
ni Sancho ni
Rocinante,
Dulcineas
ellas son fruto
de mis versos
imaginados.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario