Me impulsa esta tarde, aceras sin miedo,
alazán desbocado que henchido de vida,
que busca tu voz como el viento las esquinas.
Mi corazón que por tu mirada vive preso.
Mi mirada, un río de agua cristalina,
mientras esta razón es de tanto elucubrar,
un suspiro que se perdió dentro de tu mar.
Rafa Marín
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