Imaginaba un mundo sin guerras,
en el las personas sí se amaban,
flores que las calles engalanaban,
llenas con la felicidad eterna.
Pero esa realidad tan inquieta,
que en la sombra de sí se ufana,
esclavizado obreros por nada,
impedía que la idea fuera cierta.
Rafa Marín
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