Me habla cabeza,
de aquellos ayeres malditos.
Del fuego en las venas,
siempre al alcance de un tiro.
Me hablan los ojos perdidos,
de las noches en vela,
quieto y sin hacer ruido,
para que él no venga.
Cada noche quiero contigo,
placeres que te desean,
porque hoy ando perdido,
en estas largas esperas.
Y así, mientras llegas y no llegas,
por dentro me hiere este frío,
y de voces se llena mi cabeza,
todo se volvió un sinsentido.
Rafa Marín
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