No quiero dejarte marchar,
es mi infierno el que grita,
este puto alma que palpita,
pidiendo siempre un poco más.
Hoy mis miedos resucitan.
¿Hasta dónde me quieren llevar?
Un camino de escarcha agraz,
mientras mi boca te invita.
No sueñes que será verdad,
pues todo es dura mentira,
como la pálida luna que brilla,
buscando un mar donde rielar.
Así que cuida tus sueños, niña,
aquí no hay nada que ganar.
Tal vez la parca nos alcanzará,
en el brillo de nuestras pupilas.
Rafa Marín
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