En tu ojos me volví sombra,
una quebrada en la montaña,
cuando los tuyos no acompañan,
se apodera de mi la zozobra.
Mil lecciones a la honra,
esa que tanto nos engaña,
porque seremos de la guadaña,
tanto si miras como si nombras.
Así que mi dulce señora,
no renegará de ti mi palabra,
pues hoy fui por ti aurora,
esperando entre las cañas.
Rafa Marín
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