Correr bajo las estrellas,
zambullirme en el mar,
cual solitaria lubina,
que sólo quiere jugar.
Resistir como una roca;
para que llorar no me vean,
por las olas dejarme tragar.
Volar y sin dudar hundirme,
pliélago de profundidad,
que son en tus ojos las lágrimas.
Saltar y sin parar partirme,
contra la pura verdad,
tu voz que no maquina.
Esta boca mía que desquicia
y de la paz que tanto grita;
sólo ser verso que no rima.
Rafa Marín