Hay en este silencio,
razones tan poderosas.
A veces el puro nervio
y los quehaceres las otras.
Yo, que vivo sin saberlo,
imagino el sabor de tu boca.
Dulce almíbar sin peros,
que mis pupilas decora.
Ayer como lejano sueño
y hoy, dogal que me ahoga.
Así lo estoy viviendo,
ya que tú no me nombras.
Rafa Marín
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