Mujer de pueblo,
enlutada y callada,
envejecida y cansada.
Vas viendo pasar la vida,
criando esos hijos
que fueron una bendición.
Sentada junto a la ventana
ves la calle callada
y a lo lejos su silueta.
Vuelve el marido a casa
con su cara arrugada
de tanto sol y escarcha.
Rafa Marin
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