La emoción de ver una flor que se abre,
dejando a la abeja que tome su polen;
como ese alma que a todo se expone,
mientras su corazón en llama viva arde.
Cuando es el cielo quien lo propone,
basta un mirada para ahí quedarse,
pues es mejor irse de una vez tarde,
que entre dudas andar de rencores.
Rafa Marín
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