Y
sin ser diosa,
te
vuelves incorpórea presencia
y
mi mente de ti se llena.
Y
sin ser,
pues
solo eres sombra,
mi
boca versos te canta
y
mis sueños tú desvelas.
Y
vivo, rogando,
que
no te vuelvas ausencia.
Que
seas junco en mis manos
y
en mi boca el más dulce néctar.
Rafa
Marín
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