Dice
el sol,
que
no quiere que le escriba.
Que
silencie mi voz,
que
no sea viento en las esquinas.
Dice,
eso lo sé yo,
que
callar debiera,
mas,
tengo preso el corazón,
ser
libre tal vez quisiera.
Dice
el sol,
que
cada mañana es incierta,
que
sueñan los reflejos,
con
ser la verdad cierta.
¿Pero,
qué puedo hacer sin voz,
sin
su eco entre las piedras?
Una
triste y dolida canción,
sin
el trino de sus labios en primavera.
Rafa
Marín
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