La medianoche me lleva,
por entre las calles desiertas,
al ritmo de pasos cansados
y una boca hambrienta.
Cada esquina es un peligroso vado,
una corriente incierta.
Pero, por estas calles vago,
con mi lápiz y su libreta.
Siempre mudo y siempre gritando,
siempre con alma de piedra.
Rafa Marín
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