Letanía de largos versos,
que impíos mis labios ungen,
azorada voz que hoy ruge,
volviendo piedra al verbo.
Voz que calla por miedo,
mientras las miradas huyen,
de esa luz que ya reluce,
en unos ojos hechiceros.
Acaso tus manos me querrían,
como dogales en tu piel?
Como vastedades serían,
llenas de miedo e hiel,
al descender sin prisas,
a lo más íntimo de tu ser.
Rafa Marín
La poesía siempre nos salva de todo...
ResponderEliminarBesos.
Si.
EliminarGracias Montes