En esta melancólica hora,
que se muere sin respuestas,
donde la noche pura acierta,
para hacerte perder la honra.
Mil estrellas el cielo decoran,
mil imágenes que se incendian,
porque mi mente así lo inventa,
tu boca que la mía devora.
Quisiera fuera verdad sin tacha,
tus manos que me acarician,
ahora que la paz nos alcanza.
Sin ser, ni reina ni sumisa,
sino un fuego que me abrasa,
devorándome en llama viva.
Rafa Marín
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