Superflua.
Como la brisa perfumada,
cuando agita el cañaveral.
Dura.
Como el canto alegre de la guadaña,
Como el canto alegre de la guadaña,
que abate con brío el rubio trigal.
Lejana.
como esas arenas doradas,
donde siempre muere el mar.
donde siempre muere el mar.
Altiva
Eterna niña por todos mimada,
princesa que no puedo besar.
Así era ella, y tal vez, por siempre lo será.
Sueño que se desviste en mi madrugada,
cuando no tengo con quien soñar.
¡AY!
Luz que a mis ojos hoy se apaga,
¿Quién sabe cuál de mis palabras será?
Ella, una voz que escuchaba,
en mis tristes horas de soledad.
Rafa Marín
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