Suena como una turba exaltada de timbales mi corazón en su caja. Noto la sequedad del absurdo en mi boca y todo se envuelve en recuerdos.
- ¿Qué hora es?
- ¿Cuánto falta?
Esa retahíla que ayer odiaba, se persona y me sacude.
Repaso el material, hay poca munición.
- ¿Tantas balas necesito?
Miro distraído por la ventana. El horizonte pronto dará su pistoletazo y todo se volverá luz y rugidos.
No pensar, esa ilusión que nadie practica.
De arriba llega el sonido de unas órdenes. Me levanto y me ajusto el pesado equipo.
- Vamos ya, dice.
Sin volverse y con voz firme.
La puerta abierta al amanecer, deja entrar al invierno. Todos temblamos y nadie tiene frío.
Caminamos, caminamos... Esto es lo mejor del día, ver como el cielo se pinta de azul y se ilumina el camino.
Sólo se oye el susurro de las botas entre la hierba que cubre las cunetas.
Son los pasos de ocho fantasmas que no quieren serlo.
La vuelta es rápida, estamos heridos, cansados y con el alma muerta. Atrás quedo la vorágine de la violencia.
Nos espera una casa vacía y una botella de licor.
Pienso, que habrá que romper otro maldito vaso.
Tom, con la mirada perdida se deja hacer, sólo el temblor del cigarrillo en sus manos me dice que sigue vivo.
Roger, nos mira como un puma miraría a un conejo, su sed de sangre se ha despertado.
Thomas, el no esta. Se lo llevó un vendaval de metralla.
Yo río y lloro a la vez, estoy vivo.
Permanecemos tirados en nuestro rincón, somos perros de caza fieles y sumisos.
Nos avisan de que va a salir otra patrulla, nos miramos unos a otros, hemos tenido suerte. Nunca se hacen dos seguidas.
Entran dos oficiales, el sargento se levanta, los demás no nos movemos. Necesitan un guía y nosotros somos una escuadra de reconocimiento.
Se oye un "joder", nada más, ya no piden voluntarios, todos me miran, soy el siguiente en la lista.
Tom me sonríe, me alarga dos cargadores vacíos y una caja de munición.
Doy un largo trago a la botella de licor y rechazo la comida; nunca se sabe.
Me pongo a limpiar mi fusil y repaso otra vez el equipo...
Al poco me llaman, hay que repasar el plan, la patrulla tiene que neutralizar un puesto de mando avanzado.
Salimos al camino, ya sólo somos sombras que se difuminan con la niebla y la oscuridad.
Fin
Rafa Marín