Mamá...
que doloroso es todavía el recuerdo.
Ver tu cara bañada en lágrimas,
saber que te empapaste de mi dolor.
Mamá...
ya no estas y no puedes consolarme,
ya por mí nunca más por fin sufrirás.
Mamá...
en la noche oscura supe de tu suerte,
me escondí, no quise que me vieran llorar.
Mamá...
tus manos frías, sentir la mirada de esa gente,
insensibles, como cuervos, como hijos sin paz.
Mamá...
se acerca el día fatídico en el que pude llorar,
que amanecer tan triste, un tren que paró de repente.
Mamá...
lo sabías? Ayer hizo su primer examen Ricard.
Rafa Marín
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