Caballitos de cartón y pintura nada más,
en un añoso carrusel de sueños perdidos.
Un girar por girar en este mundo maldito,
que nos pide más, acabados de llegar.
Mil sueños inventados que no pedimos,
otro verso que nunca se terminará,
en esta locura del nunca despertar,
ya que desde el ayer no hemos dormido.
Rafa Marín
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