Hay días en los que recuerdo,
que no soy quien quería.
Aquel niño roto que dejó de temer,
por su dura y miserable vida.
Hay noches que sueño el pasado
y recuerdo que el cielo llovía,
caudales oscuros, que nadie entendía.
Hay sangre en mis manos,
no sé qué todos pretendían.
Quizás, cuando por mis restos,
se peleen los fríos gusanos,
alguien sobre mí, algo escriba.
Sueños rotos y una sed interminable,
eso me dejó la puta vida.
Mil sirenas por delante
y tuve que elegir la que no me quería.
Rafa Marín
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