Mirar al cielo y no suplicar,
pues esta vida que merezco,
como todo, algún día acabará.
Sin ser en tus manos lienzo,
voy de aquí para allá,
a veces siendo un comienzo
y otras simplemente final.
Mirar esa rosa de los vientos
y cuál perdido Odiseo,
elegir mi Ítaca en algún lugar.
Vivir mi vida sin lamentos,
arropado por los puros sueños,
de estas noches de soledad,
y al pasado sin pena mirar,
aunque este roto pon dentro.
Rafa Marín
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