Bajo la pobreza
de una casa prestada,
sólo tierra batida
y un colchón de lana.
Sin vaca ni burro
que los llantos guardaran,
frío de un verano
que a renacer alcanza.
De los gritos y palos,
su madre lo cuidaba,
que si existió el infierno,
ese ni Dante lo imaginaba.
Nació chico de hambre;
ojos que sin ver miraban,
esa dulce teta vacía,
amor que lo alimentaba.
Días de olvidada miseria,
noches que el terror llenaba,
sueños que vivir querían,
mientras los años pasaban.
Nació, porque un heredero,
aquella maldita casa necesitaba.
de una casa prestada,
sólo tierra batida
y un colchón de lana.
Sin vaca ni burro
que los llantos guardaran,
frío de un verano
que a renacer alcanza.
De los gritos y palos,
su madre lo cuidaba,
que si existió el infierno,
ese ni Dante lo imaginaba.
Nació chico de hambre;
ojos que sin ver miraban,
esa dulce teta vacía,
amor que lo alimentaba.
Días de olvidada miseria,
noches que el terror llenaba,
sueños que vivir querían,
mientras los años pasaban.
Nació, porque un heredero,
aquella maldita casa necesitaba.
Rafa Marín
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