A la vera de tu camino,
entre flores olvidadas,
se dibujan mil destinos
que ya no te piden nada.
El ayer que nunca tuvimos,
verano que secó mís ganas,
se enseñorea cual crucifijo
en esta pared de blanco encalada.
Sin futuro, como brisa en las terrazas,
sueños que son callados suspiros,
una pasajera nube en la mirada.
Urgentes a la vida cien guiños,
manos que cada día te besaba,
boca que por ti tengo cerrada.
Rafa Marín
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