Limpias
alas de mariposa,
de la
luz tan enamoradas,
como
una perfecta verdad,
buscando
estrellas de agua.
Reflejos
que son luna llena
ondulando
tras las pisadas
de una
bota con suela negra
y de
clavos cruel tachonada.
Perdidas
horas de ese sueño,
que solamente
es madrugada;
como
alados ángeles siniestros,
tañendo
mil campanas ajadas
en un
pueblo que está desierto
y que
nunca habitaron almas.
Esquivando
aquellos momentos
y al
sabor que la vida te daban,
ya,
sin canciones ni requiebros
de esa
boca por siempre amada;
tan
sólo afilados dientes negros,
que tu
piel ávidos desgarran.
Rafa
Marín
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