Hay personas que me inspiran dolor,
son como viejos peluches abandonados,
sucios y rotos, a los que les falta un ojo.
Son como esas casas antiguas
abandonadas a su suerte; solitarias,
sin mas visitas que las horas muertas.
El tiempo hizo mella en ellas,
no perdonan ni los años ni el olvido.
Otras sin embargo
no me inspiran mas que rabia.
Señoras haitas de ego y opulencia.
Ricos y sombríos jovenzuelos
con aires de señor y mirada de ogro,
envilecidos por el placer del dolor ajeno.
Groseros impacientes que descargan
su ira sobre indefensos inocentes.
Quizás espero mucho de esta humanidad
que comparto, no lo sé.
Hay personas que no me inspiran nada,
traidores a su causa, conejos asustados
que nunca apuestan y siempre adulan al poderoso. Todo un mundo de personalidades ocupadas
en vivir una vida que les fué regalada.
Rafa Marin
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