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domingo, 30 de agosto de 2020

Arriesgo

Arriesgo esta soledad,
entre las calles ventosas,
quién lo iba a pensar,
el vuelo de mil mariposas.
Noches sin poder soñar,
donde las estrellas acuosas,
me piden más y más,
en esta cama tenebrosa.
Ojos que invitan a jugar,
con sus miradas ansiosas,
como si todo fuera saltar,
para besar las frías losas.

Rafa Marín

sábado, 22 de agosto de 2020

Te hiciste

Te hiciste rama de olivo,
sueño para poder soñar,
en las largas noches de estío.
Te hiciste brisa y huracán,
cuando me llegó tu olvido.
Te hiciste ola de espuma y sal,
rompiendo en un erial maldito.

Rafa Marín 

sábado, 15 de agosto de 2020

Quién pudiera

La cerveza sin alcohol,
los refrescos sin azúcar
y el sexo sin amor.
Sin pieles que se buscan,
miĺ suspiros sin pasión.
Desventuras de esta vida,
perdida en la sinrazón.
Quién pudiera ser tu risa,
sin disimular la emoción,
cuando sé que me miras.
Quién pudiera ser tu corazón
y de esta feliz guisa,
en tu pecho latir de amor.

Rafa Marín 

viernes, 14 de agosto de 2020

Te quiero

Te quiero con alberca, grama y espejo.
Te quiero desnuda y mía, como hace tiempo.
Te quiero tan rebelde, como mi osadía, sin miedos.
Te quiero como ayer te quería, pero te fuiste lejos.
Te quiero mar de mi vida y sirena de mis sueños.
Te quiero con agonía, como quieren los perros.

Rafa Marín

lunes, 10 de agosto de 2020

La amante (relato corto)

Pablo nació en el seno de una familia poderosa. Su padre, militar de carrera y persona cercana al rey, creyó morir cuando Pablo le comunicó la noticia, tenía 15 años y simplemente dijo.

- Papá, mamá, me gustan los hombres.

El padre de Pablo reaccionó mal, pegó a Pablo hasta que le sangraron los nudillos. El pobre chico no tuvo quien parara la brutal paliza.

Paso varias semanas en el hospital y tras éste, la calle.

Nunca más quiso volver junto a su familia.

Pablo desapareció y salvó su hermana Ana, nadie volvió a mencionar su nombre.

El tiempo pasó y la madre de Pablo murió en un accidente de tráfico, según le informó Ana, conducía borracha, se despejó por un acantilado.

Pablo no dijo nada, salvo su hermana, la familia ya no existía.

La muerte de su mujer, sumió al padre de Pablo en una profunda depresión, dándose a la bebida.

Perdió su empleo de coronel y el rey, poco a poco lo fue apartando de su lado.

El alcoholismo, le llevó a la búsqueda de los placeres y, poco a poco, fue dilapidando toda la fortuna de la familia.

Ana, también se fue, pero el padre de Pablo no notó su ausencia.

Una noche, mientras cenaba, sobrio por primera vez en muchos meses, observó a una joven muy hermosa, que desde una mesa próxima, lo miraba con interés.

Quizás fue a causa de la soledad o simplemente por el deseo. Pero se acercó a la joven y la invitó a compartir su mesa.

Tras la cena y un pequeño paseo hasta la orilla del río, la joven, se despidió con una sonrisa y una promesa en la mirada.

Pasaron varias semanas, es teléfono sonó.

- ¿Aún me recuerda?

Respondió la voz de la joven con la que cenó.

Tras unos minutos de charla, el padre de Pablo, feliz como nunca creyó que volvería a ser, se dispuso a ir a recoger a su joven amiga al aeropuerto.

Al verla le inundó la felicidad, y al sentir en su mejilla el tacto de los labios de ella, recuperó la fé en sí y en la humanidad.

Las citas se fueron haciendo más frecuentes,pero ella nunca cedió a las propuestas del padre de Pablo.

Éste, se preparaba para un nuevo encuentro, había decidido dar un ultimátum a la joven.

Tras cenar, y mientras el hombre reunía coraje, la mujer, mirándolo fijamente, dijo.

- Hoy quiero que me hagas tuya.

El padre de Pablo explotó de dicha.

Fueron a un local elegante y tras un café. El padre de Pablo, reservo la mejor habitación del mejor hotel de la ciudad.

Tras cerrar la puerta de la habitación, se lanzaron a la búsqueda del placer tanto tiempo reprimido.

El padre de Pablo, despertó sonriente, buscó a su amante, pero no la encontró.

La nota sobre la mesa le hizo sonreír.

Tres o cuatro minutos después, el cuerpo del padre de Pablo, quedaba inerte en la acera, diez pisos más abajo de la ventana de la habitación.

En su mano una nota que decía así.

Querido papá, me has hecho la mujer más feliz del mundo.

Con amor, tu hijo Pablo.

 

Fin

Rafa Marín

sábado, 8 de agosto de 2020

Te imagino

Te imagino, dulcemente entregada,
única diosa de mi mente.
Te imagino recostada,
flor que por mi nace,
atardecer entre las sábanas.
Te imagino, pasado y presente,
con la risa desatada
y sobre mi pecho,
tu boca ardiente.

Rafa Marín

Añoro

Añoro de las laderas,
su denso armiño de nieve,
el viento en los picos
y el camino que se pierde.
Los pasos escarpados
y esa sima que no miente.
Añoro la soledad infinita
y el eco de mi voz,
cuando pura me grita.
Añoro los valles umbrios,
el arroyo que baila
y tu mano aferrada a la mía.

Rafa Marín

jueves, 6 de agosto de 2020

Honor y honra

Quizás valga la pena.
No sé, pagar con la cabeza alta,
veinte años de trena,
por decir de una vez:
¡BASTA!
Que si,
que está muy bien la realeza,
pero como lo están en Francia.
Olvidados ya sus cuerpos sin cabeza.
¡Oh!
Callarme no me da la gana,
porque no hay mayor pena,
que sentir esta vergüenza.
Aquí, todos salvando,
ese puto honor del monarca,
sin pensar siquiera,
en la honra de España.

Rafa Marín

martes, 4 de agosto de 2020

Nace

Nacen de esta espera,
la sinrazón de mi vida
y cuatro versos de la tuya.
A veces son una canción,
que como siempre te refleja.
Un cristal sin ilusión,
con frías y cortantes aristas.
Quizás tú no lo sepas,
pero ahí está, ilusa solución,
esperar que me desvistas.

Rafa Marín