Nací, como sarmiento puro
que a la vida se aferra.
Sin otra esperanza que la vida
que goteando se escapa.
Fruto de un amor que murió
con la noche de bodas,
entre sábanas ensangrentadas;
gemidos contenidos, dolor.
Viví, eso sólo me queda,
atrapado por lo que quería,
en la única familia perfecta.
Dueños de nuestro ser,
en la matanza vivo me sentía.
Horrores y honor...querer...
sangre que lleno mi vida.
Dejar pasar los años y ver
que eso ya no lo quería.
La paz, sueño de los justos
a mi carne joven se adhería.
Rafa Marín
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