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domingo, 11 de diciembre de 2016

Agitada fue la noche entre brumas


Agitada fue la noche entre brumas

y sacrílegos hechos y palabras.

Despertad y sacudid el grato abrazo del sueño

y mirad la muerte verdadera.

Así cantó Shakespeare la muerte de un rey.

Y ahora me pregunto yo,

¿qué palabras merecen la muerte de una madre?

¿Sólo lágrimas y el juramento

de no volver a llamaros hermanos?

Vosotros que engrandecisteis el entierro del ogro

y a ella la priváis del de los sinceros lloros

de los que en verdad la amaban.

En este trance urgente la quemáis...

como si fuera portadora de la peste.

En silencio, viles ladrones de su cuerpo

que solo tuvo como testigo mis sollozo





Rafa Marín

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