Me sorprendo otra vez,
con la ilusión llenándolo todo.
Ya no pregunto el porqué,
la dejo llenarme y que después,
por mi piel resbale,
agua que cae de este cielo gris,
que amanece sin amanecer,
eterna corona culpable
que se enreda en mis labios callados,
para que en sueños no hablen.
Pinto sonrisas embusteras,
para no soltar esas verdades,
que ya no sonrojan a nadie,
señalando vivo, con dedo firme,
a los eternos miserables.
Brindando con dolorosa sonrisa
sus mentiras con alcance.
sus mentiras con alcance.
No me pregunten nada,
sólo
quiero estar hoy ausente
de esta vida que ya no es de nadie.
Rafa Marín
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