Bajo la luz de un claro día,
en el mirador de los sueños rotos.
Con amigos de los de verdad
y con el alma en la mano.
Reprochándonos unos a los otros,
no la falta de sinceridad,
si no, no tener mas meta,
que saciar nuestra afán de no medrar.
Hablamos claro, como los buenos,
mirándonos a los ojos, sin recelos.
Sintiendo vergüenza en el ánimo
por no haber despertado antes.
Ahora solo nos queda esperar
y ver si todavía somos capaces,
de coger a la vida por el cuello
y exigirle nos devuelva la sonrisa.
Nos faltas tú, puñetero.
Rafa Marín
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