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martes, 6 de marzo de 2012

Madrugada


La rosada cae pura del cielo.
Y la blancura que cubre las briznas,
son las lágrimas del hielo.
La noche pasa serena y añoro la voz amiga.
Que pocas palabras para tanto desconsuelo;
y cuantas harán falta para comprenderlo.
Una canción suena en tus oídos,
callada y mística como un suspiro.
No consigue hacerte olvidar el olvido,
más resume en sus letras
todo el dolor que has sentido.
Y la noche sigue pasando,
casi luminosa bajo las estrellas.
Una puerta se abre, otra se cierra.
Ninguna es la tuya y estas muriendo.
Que hará ella te preguntas, en silencio.
Y buscas palabras bellas para su canto.
Más la pena negra todo lo anega,
acallando respuestas a tus preguntas.
Con el silencio en los labios,
con la sonrisa aflorando.
¡Que noche tan bella!;
Y que pronto se ha acabado.
No son siquiera las tres
y añoras el calor de sus besos.
El olor de su cuerpo se ha disipado
y el recuerdo la pinta a tu lado;
Mirando con ojos callados,
sonriendo al temblor de tus brazos.
La noche va pasando lenta y callada.
Que larga se hace hoy la madrugada.
Ven tibio sol de invierno.
Ven sin tu furia a calentar mi cuerpo.
Que la noche divina se llevó mi sosiego,
Se fueron sus abrazos,
Se fueron a la habitación de al lado.

Rafa Marín

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