Hay ojos sin miradas,
cascabeles rotos por venir.
Un caudal de ríos secos,
en los que anida la pobreza,
mientras los dioses escapan,
bajo el palio de la ignorancia.
Y yo, que nunca quise decir,
rompo ahora mi garganta,
en un agónico canto de cisne,
que me ayude de nuevo a vivir.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario