Que pura y lejana se ve;
cristalina agua calmada;
suspiro del lejano ayer,
un espejo, verde y grama.
Sin otros mundos que poder ver;
quizás la vida hoy nos llama,
la alegría del cascabel,
como néctar que dulce mana.
Así de grande el recuerdo,
así de duro e ingrato,
que de esta gana muero.
Busco tu mirar sin lograrlo,
y todo es ya un infierno;
suplicio vivo al que bajo.
Rafa Marín
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