De esta infecunda niebla,
que sin ser oscura parca,
mis huesos rotos blanquea.
Surgen las amapolas rojas,
versos que mi boca llenan.
A veces voz que te llama,
otras lamento que brota,
la noche que no me lleva.
Sueños, visiones, pesadilla,
tantra que al infierno no arroja,
guerra de mi mente con la vida.
Rafa Marín
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